Te busqué por la duda: no te encontraba nunca. Me fui a tu encuentro por el dolor. Tú no venías por allí.
Me metí en lo más hondo por ver si, al fin, estabas. Por la angustia, desgarradora, hiriéndome . Tú no surgías nunca de la herida.
Y nadie me hizo señas -un jardín o tus labios, con árboles, con besos-; nadie me dijo -por eso te perdí- que tú ibas por las últimas terrazas de la risa, del gozo, de lo cierto.
Que a ti te encontraba en las cimas del beso si duda y sin mañana. En el vértice puro de la alegría alta, multiplicando júbilos por júbilos, por risas, por placeres. Apuntando en el aire las cifras fabulosas, sin peso de tu dicha.
Te busqué por la duda...
ResponderEliminarTe busqué por la duda:
no te encontraba nunca.
Me fui a tu encuentro
por el dolor.
Tú no venías por allí.
Me metí en lo más hondo
por ver si, al fin, estabas.
Por la angustia,
desgarradora, hiriéndome .
Tú no surgías nunca de la herida.
Y nadie me hizo señas
-un jardín o tus labios,
con árboles, con besos-;
nadie me dijo
-por eso te perdí-
que tú ibas por las últimas
terrazas de la risa,
del gozo, de lo cierto.
Que a ti te encontraba
en las cimas del beso
si duda y sin mañana.
En el vértice puro
de la alegría alta,
multiplicando júbilos
por júbilos, por risas,
por placeres.
Apuntando en el aire
las cifras fabulosas,
sin peso de tu dicha.
Muy bien el poema de Pedro Salinas... pero un poco triste, no?, aún así gracias por compartirlo en mi blog. Un saludo, Anonimo
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